El debate sobre su utilización no solo está presente en las sociedades europeas, sino que es materia de discusión en el seno de las comunidades musulmanas.
En cualquier caso la polémica está servida. Por un lado están los aspectos legales, por otro todo lo relacionado con la manera de afrontar el asunto en las diferentes variantes de las religiones islámicas y por otro todas las dudas que entraña su uso, sin- tiéndolo como un signo de rebeldía contra el colo- nialismo occidental, como una forma de rechazar la globalización cultural que se impone en los países musulmanes, o bien considerando que llevar el hiyab se ha convertido en una moda, una forma de airear con orgullo una vestimenta especifica de una identidad y de ser actual sin contravenir las tradiciones.
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